
Los niños tienen una gran capacidad de socialización, de la cual, muchos adolescentes carecen. También son sencillos a la hora de elegir una amistad, no seleccionan socialmente, como lo hacemos los adolescentes engreídos, que pensamos que X persona no merece nuestra amistad por no tener ciertas características personales que son compatibles con nuestra personalidad. Los pequeños no se guían por los "codigos" sino más bien por la intuición. Entenderían a una persona como mala, si no comparte su lapiz rojo, o como divertida, si se prende a jugar a la mancha. Son puros, es facil adivinar lo que piensan o lo que se proponen y no se dan cuenta, pero sus rostros siempre reflejan todos y cada uno de sus sentimientos. Son un saco de emociones vivientes, por eso, pierden los estribos cuando se enojan, lloran con facilidad, y rien cada vez que se les presenta la oportunidad para hacerlo. A veces, no pueden controlar si alguna emoción se les escapa, y la expresan sin timidez, por lo que tambien hieren con sencillez. Se guían por sus corazones, y no por lo que les ordena la mente, no se dejan llevar por las leyes del orgullo, por lo que son piadosos y perdonan facilmente.
Y será que por eso, las amistades que se crean cuando uno es un niño, y es un saco de emociones a punto de estallar, son las que más perduran si se lo proponen. Puedo jurar ante cualquiera, que jamás tuve amigas como las que encontre a los 12 años.
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